jueves, 11 de junio de 2015

Querido don Miguel de Cervantes

Por fin, hoy,  han inaugurado un monumento que recuerda el lugar donde te enterraron aquí al lado del Ateneo, en las Trinitarias. Yo me alegro. Lo hagan por razones nobles o no tanto tú te lo mereces.  Después de tanto leer a otros y leerte cada vez con más placer veo que los escritores que no te frecuentan escriben un español acre, sin fluidez, falto de savia.  Tu lengua es la nuestra, es la mía;no es otra distinta.  La verdad, me resulta un poco ridículo oír a escritores españoles que sólo (siempre acentuaré el adverbio, pese a la RAE) reconocen influencias de escritores anglófonos o francófonos, y no me creo que a todos les haya enseñado a escribir Faulkner, inmenso escritor, sin duda, o Nabókov, quien, la verdad, no entendió nada de nada el Quijote.  Las demás culturas se absorben por la propia, decía otro don Miguel, el de Unamuno, gran venerador tuyo. ¡Qué belleza su Vida de don Quijote y Sancho!  Onetti es extraordinario y escribe en español.    Hay otros escritores en nuestra lengua, contemporáneos y pasados, que han escrito de forma bella, cuidando la sintaxis, sin emplear esa horrísona estructura de "problemas a tratar" por problemas que tratar.  Poco avizores y menos atentos a la música de la lengua han de ser para no sentir un tirón muscular al decir o escribir así. Cuando, para colmo, se trata de la simpleza de "modelo a imitar" la cosa es aún más grave. Al error sintáctico se suma la redundancia semántica. ¿Acaso desconocen lo que significa "modelo"?  Por ahí anda una escritora joven que repite esa espantosa construcción con insistencia.  Además, emplea "ultrabién" ¿Te habrá leído?  Me barrunto que no. No sabe lo que se pierde.  Yo estoy deseando ir a ver tu nuevo epitafio. Me gusta tocar los muros de ladrillo de las Trinatarias, posar mis manos pensando en ti.  Si voy sola, o con alguien de confianza,, lo hago siempre.  Miro la gran inscripción de la fachada de la calle de Lope de Vega que te recuerda. En la  BNE  contemplo  la estatua de cuerpo entero que preside la fachada principal, nada más subir las escaleras. Es airosa,  el pie derecho adelantado, tu Quijote en la mano.  En el salón italiano,  saludo en silencio a tu busto, camino de mi 228.

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