lunes, 25 de enero de 2016

MÚSICA BARROCA EN EL ATENEO

Ayer domingo tuve la fortuna de asistir a un hermoso concierto del Íliber Ensemble, con laúd, clave, percusión barroca, en uno de los mejores auditorios de Madrid: el salón de actos del Ateneo.  Los masones sabían de esto.  El viernes también asistí a otro concierto magnífico, de música española moderna y contemporánea, Glinka, Turina, Prieto, fallecido el último el año pasado justo antes de un concierto en el Monumental  al que hubiera debido asistir.

En los conciertos de abono de la ORTVE han suprimido, sin explicación de ningún tipo, la presentación que solía hacer el director, Karlos Kalmar, actualmente. La echo de menos y me parece una falta de respeto al espectador de TVE y al del teatro que se le prive de algo tan grato y procedente. ¿Más desinversión aún en cultura? Eludo la palabra"recorte" por su ambigüedad.  Generalmente, se recorta lo superfluo, lo sobrante. Eso hacíamos con los recortables de la infancia.  Aquí se trata de otra cosa bien distinta, más cercana a la malversación o a la desinversión.

¿Conseguiré poner las fotos del Íliber Ensemble?  Este blog me complica el trabajo. Unas veces me permite añadir fotos de las que tengo en el IPad; otras veces, quién sabe por qué, no. Hay, al menos, dos formas de entrar, pero ambas deberían procúrate las mismas prestaciones, y no es así.
Cuando el fin de semana he disfrutado de dos o tres conciertos el lunes me encuentro con más vitalidad. La música expande, proyecta y potencia tu energía anímica.


Cada vez que estoy oyendo música en directo observo que sigue habiendo instrumentos predominantemente femeninos: en cuerda, el arpa; en viento, la flauta.  Salvo que nos remontemos a Marsias o al de Hamelin de antaño en el mundo de la fábula,  en el real es difícil ver, hoy,  flautistas masculinos. En Grecia la flauta con los panderos, eran instrumentos báquicos, y la doble flauta era propia de las prostitutas  que  deleitaban con ella a los asistentes, siempre varones, al simposio o banquete.

Sólo una vez recuerdo haber visto un arpista.  Flauta y arpa, Diónisos y Apolo, son dos de mis instrumentos favoritos. El arpa, se dice, deriva de la lira apolínea.