Abrí este bloc para susurrar bajo tierra todo aquello que me sea atractivo, sugerente, inquietante, paradójico, ambiguo; así palabras, pensamientos, libros, lugares, rincones, versos, poemas, fragmentos, obras de arte, mitos, cuentos, sucesos,con la esperanza de que las cañaveras que crezcan junto al escondite se tornen flautas.
sábado, 4 de agosto de 2012
EL 5 DE AGOSTO DE 1962 MURIÓ EN SU CASA MADRILEÑA DEL BARRIO DE LA PROSPERIDAD RAMÓN PÉREZ DE AYALA, UNO DE LOS GRANDES ESCRITORES ESPAÑOLES DEL SIGLO XX, DE PALABRA CULTA, IRÓNICA, ELEGANTE. NO OBSTANTE, EL CANAL INTERNACIONAL DE LA TVE, EN EL APARTADO CULTURA, RECUERDA CON INSISTENCIA QUE TAL DÍA SE FUE DE ESTE MUNDO MARILYN MONROE. EL MÁS CLÁSICO DE LOS NOVECENTISTAS NOS DEJÓ NOVELAS MAGNÍFICAS, POESÍA BELLAMENTE LABRADA Y UNAS INIGUALADAS NOVELAS CORTAS, ESPECIALMENTE "La caída de los limones". EN SU ESTILO MÁS VITAL , EL DE LA PRIMERA ÉPOCA, PREFIERO "Troteras y danzaderas", Y ENTRE LAS MÁS SIMBÓLICAS E INTELECTUALES ES MEMORABLE "Belarmino y Apolonio". HISTORIA MADRILEÑA Y RELATO OVETENSE QUE DELEITAN, INSTRUYEN Y CONMUEVEN.
lunes, 30 de julio de 2012
LA SALAMANDRA DE FARO
HABITACIÓN 403
Una noche, de repente, la vislumbré. Estaba en el muro de mi balcón, sobre la lamparilla lateral. No sabía qué hacer. Siento un miedo cerval ante los reptiles. No me atreví a ahuyentarla. La ventana de mi cuarto estaba abierta y tuve pánico de que se colara. Nunca he visto una lagartija dentro de una casa, la verdad. Aun así me retraje. Al día siguiente, miré subrepticiamente y no la vi. Pero volvió una noche más tarde. La descubrí, al trasluz, reptando por el cristal traslúcido que separaba mi terracilla de la del vecino de la derecha. Luego, se aposentó sobre la luz de emergencia que coronaba mi ventanal. Allí permaneció, como aletargada, durante toda mi estancia en el Hotel Eva. Cada vez que salía a mirar la Marina, el paso del tren, la aproximación de los aviones, la veía al desgaire, confiando en su quietud y adormilamiento. Varias veces pensé en fotografiarla; no obstante, me frenaba un cierto repeluzno.
Llegó el momento de mi partida. A media mañana me asomé. Ya no estaba.
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