domingo, 5 de mayo de 2019

LUIS LANDERO: EL INQUILINO DEL MILAGRO (ARTÍCULO DE ANTONIO LUCAS EN ELMUNDO)

LUIS LANDERO: EL INQUILINO DEL MILAGRO






Me ha producido una alegría muy especial leer un artículo en el que se reconoce la excelencia, una cualidad que no está bien vista en tiempos de demagogia vocinglera y falsamente igualadora, cuando la palabra señora o señor sustituye erróneamente a mujer y hombre, con toda la confusión que  acarrea un trueque tan improcedente. 
Antonio Lucas enaltece con gran perspicacia y sensibilidad la elegancia de Luis Landero,  virtud de honda estirpe moral y no meramente aparencial.  
Tampoco es un simple adorno superficial el tatuaje. Recuerdo a Paulino Garagorri, caballero orteguiano, hablándome del desasosiego que le producía ver a los alumnos de su facultad con indumentaria y adornos patibularios.
Un escritor que se presenta en el mundo literario hace treinta años con una deliciosa obra maestra, Juegos de la edad tardía, prodigio de imaginación, encanto y sabiduría compositiva no tiene ya que demostrar de lo que es capaz. Desde el comienzo, eran otros tiempos, los lectores tributaron el merecido recibimiento a la novela de los inolvidables Gregorio-Faroni y Gil-Dacio. La crítica reconoció asimismo  con rigor los méritos de la obra.  Quizá lo difícil en una carrera que comienza de esa manera tan inhabitual es mantener la compostura como gran escritor (no buen escritor) y, más que nada, la elegancia, combinando mesuradamente la presencia y la discreción.
Solo estoy en desacuerdo con el calificativo final de cosmopolita, palabra que no me gusta por lo que implica de afectación y pretenciosidad. 
Yo creo más bien que Luis Landero es un hombre de pueblo, de ciudad y de calle, y que esta triple raigambre se recrea hermosamente en su escritura,  que nos deleita y atrapa por su verdad vivencial.