jueves, 31 de diciembre de 2015

EN EL ANIVERSARIO DEL DESNACER DE UNAMUNO, SALAMANCA, 31-XII-1936

Para Pablo, quien me confió su Unamuno


En el aniversario del desnacer de Miguel de Unamuno, quiero recordarlo con dos fotos muy sugerentes. En la primera se da un aire a Kafka; la otra es digna de un ensayo demorado. De vuelta del exilio, anciano, regresa a uno de sus parajes más queridos: La Flecha, en una isla del Tormes. Aunque tenga nombre cartesiano, a Unamuno le recuerda a Fray Luis, con quien, ahora, se siente aún más hermanado. Desde que llegó a Salamanca gustó de dar paseos y cavilar por ese lugar. Fruto de ello es uno de sus mejores textos de paisajes: La Flecha.
Como es día de expresar deseos y arrumbar trastos inservibles, o tirarlos al basurero, voy a pedir encarecidamente que nadie vuelva a repetir los dos lugares comunes consabidos, que hastían, y todo el mundo, con los periodistas a la cabeza, formula cada vez que se habla de Unamuno. Uno se dice como loa, otro como acusación. Da igual. Hay que olvidarlos ya, de una buena vez.
Yo tengo para mí que don Miguel, zahorí del alma, escribió el texto siguiente pensando en estas personas perezosas que, en lugar de deleitarse e inquietarse con la lectura de su inmensa y variada obra, prefieren echar mano de los topitontos circulantes, cómodos remediavagos.
"Hay dos clases de tontos: los tontos que repiten las tonterías corrientes y ajenas, o tontos de repetición, y los tontos que inventan tonterías nuevas, o tontos de iniciación. Pero el que inventa tonterías verdaderamente nuevas no es ya tonto, sino un genio, pues llamamos genio , sobre todo en fiosofía, al que inventa tonterías verdaderamente nuevas, al tonto original u originario. En el orden moral, al tonto de repetición se le llama hipócrita, y al de iniciación, cínico. La santidad es una enfermedad de la hipocresía, y la criminalidad, una enfermedad del cinismo".
Aforismos y definiciones, abril del 1923.

martes, 29 de diciembre de 2015

EL VALOR DE UN INSTANTE

Un sol alunado se vislumbraba por entre los árboles deshojados, en el Retiro, una tarde de fin de diciembre, que sólo parecía invernal por su luz en despedida. Se diría que es un carboncillo; tal vez un grabado; o quizá un dibujo a plumilla. Pero es una foto. La he tomado esta tarde, incitada por el sol lunero, argentado,  cuando iba al desgaire atravesando el parque para hacer un mandado. Y ahora recuerdo el  precioso cuento de Luis Landero, tan Espectador, y le tomo su nombre.

sábado, 19 de diciembre de 2015

TEATRO EN LA CALLE DE LAS HUERTAS


TEATRO EN LA CALLE DE LAS HUERTAS

Este invierno en defección llena aún más las siempre bulliciosas calles de Madrid. A mediodía, en Cibeles había una cantidad de gente con el palitroque de marras como nunca antes se vio.  Por la tarde, al llegar a Huertas desde Amor de Dios, otra vez un copioso grupo de gente. No obstante, se trataba de una escena entre dos actores que debatían en verso, y algunos otros apostados por allí, que más tarde entraban en harina.  Los espectadores, transeúntes sorprendidos como yo,  parecían sentirse a gusto.  Para los que somos paseantes habituales del barrio de las Letras no resulta raro encontrarse este tipo de obrillas por sus callejuelas  preñadas de referencias literarias auriseculares, máxime en año cervantino que dará paso a uno que lo será por partida doble.

domingo, 29 de noviembre de 2015

JANELAS IV. VENTANAS, BALCONES, ARCO AL HORIZONTE

BALCONADA DE ARÉVALO, PRECIOSO PUEBLO ABULENSE CUYO CEMENTERIO INSPIRÓ A UNAMUNO UNO DE SUS MEJORES POEMAS

BALCÓN ESQUINERO DE LA CAPITAL DE LUSITANIA, EMERITA AUGUSTA
ARCO MIRADOR DE CARMONA, LA  ANDALUZA MÁS BELLA
TRES BALCONES CON MARCO FLORIDO, FRENTE AL BOTÁNICO

AFORISMO ENTRE VENTANAS

Necesito al filósofo y al poeta para ver  con ellos lo no previsto, formular lo invisible, divisar el halo, sentir el eco y el perfume de las cosas. No hay verdad, empero, si no se siente antes. Los libros vienen luego y sólo  completan,  se acoplan a la media parte propicia, aclaran.
¿Qué hay de alimento? - pregunta el peregrino- lo que  usted traiga, responde el hospedero.


viernes, 20 de noviembre de 2015

JANELAS III

Janelas enladrilladas
Janelas enrejadas del Miradouro Santa Luzia, en Alfama
Casa natal de Fernando Pessoa en el barrio del Chiado, frente al teatro de San Carlos
Janela saudosa de Queluz, camino del palacio barroco más bonito de Lisboa,  al poco de la salir de la estación ferroviaria, me sorprendió esta casa deshabitada, con su ventana abierta, toda enderredor enramada

 Ventanas de la última casa de Fernando Pessoa en Lisboa, Campo de Ourique. Ahora es Casa-Museo

En el patio hay conciertos en verano y en el traspatio está el restaurante Flagrante delitro, nombre tomado de una postal  del escritor a Ophelia en la que usa esa esa cómica construcción.

Ventana del Barrio Alto con semicontraventana. Encima, una placa recuerda al tenor Antoni Andrade

sábado, 31 de octubre de 2015

JANELAS II MUJER VENTANERA

Cuando ya salí de los términos de la infancia, como diría Cervantes, seguí leyendo y leyendo como una loca e interesándome por las cosas de la lengua, primero, de forma espontánea, después, estudiando francés, inglés, alemán, ruso, latín griego, portugués. Mi hambre verbal es insaciable, la verdad, sobre todo en mi lengua. Sólo en ella puedo escudriñar los secretos que se me hurtan en las lenguas aprendidas por  el estudio. Fue así como llegué a descubrir, sin buscarlo, dónde estaba la raíz del mal. El refranero español no dejaba dudas al respecto. Gran baldón recibía la mujer aficionada a otear lo que pasa en la calle, como diría Mairena, o, simplemente, a divagar mirando el cielo. Hay grados de brutalidad en la casuística de los modismos que condenan a la mujer que tiene esa querencia, pero el más liviano que se encuentre no deja de ser bárbaro y lleno de incomprensión y misoginia, y los hay, casi todos, de bajísima estofa. Aquellos que recurren a elementos de la naturaleza y el mundo vegetal en lugar de exponer el juicio denigratorio sin tapujos no son, empero, menos vituperosos.
He aquí un ejemplo:  "Mujer en la ventana, parra en el camino real", catalogado como de origen judío-español en mi Refranero, compilado por Martínez-Kleiser y Calvo Sotelo y editado por la RAE.
A veces la ventana y la puerta aparecen juntas, sin embargo, la puerta tiene otras muchas connotaciones y carece, en cambio, del simbolismo de la ensoñación que procura la janela:
"La puerta y la ventana son encanto de la moza holgazana".
Dejaremos si acaso para otra ocasión las puertas.   El que sigue es una variación del primero. Continuamos  con la parra, cosa nada rara en nuestra cultura y menos en el mundo agrícola origen de tanto modismo:  "Mujer de ventana, racimo de parra".  Un par más de ellos tan siquiera para mostrar la vitalidad de las imágenes viñeras y lo interesante que es, en la tradición oral, coplas populares, romancero, observar el aporte individual  de la variante sobre poso común:   "Mujer ventanera, uvas de carrera", "Mujer ventanera, viña en carrera".  También es notable la sabiduría sintáctica, cómo se sintetiza, refuerza y proyecta el predicado con el recurso de la oración nominal pura, frecuente en griego y ruso, pero casi desaparecida hoy en español, salvo en el lenguaje publicitario. Cuando en clase de Griego explicaba estas oraciones me veía obligada a echar mano del refranero o de los títulos de dramas del Siglo de Oro, El mejor alcalde, el rey, para los ejemplos.
Pasamos ahora al lenguaje más soez, sin vestimenta ni tapadillo de ningún tipo:  "Moza ventanera, o puta o pedera". No registra el  DRAE el adjetivo  "pedera" que se sigue usando en América con el significado de "lenguaraz".  Zafio como el solo es el siguiente: "Mujer ventanera, el culo dentro y el pecho y la cara fuera".
Saltamos al capítulo crucial del matrimonio, que no podía faltar. No cuesta adivinar por dónde irán los tiros: "Moza ventanera, ni casada ni casera" ; "Moza ventanera, ni casada ni soltera"; "Joven ventanera, mala mujer casera"; "Mujer ventanera, ni para dentro ni para fuera".
Me parece que la cosa ha quedado meridiana con la muestra, mas voy añadir uno más en español, curioso, ya que tiene la forma de admonición paterna o materna y otro en portugués, de una refranero algarvio:  "Sufriré hija golosa y albendera, mas no ventanera"; "Em casa de  gente honesta, nâo há porta com tramela nem moça na janela". La bonita palabra de origen árabe "albendera" vale por "zascandil" o "callejera".
El repertorio es copioso pero no merece la pena seguir ampliándolo aunque sí registrándolo y estudiándolo. No se puede tratar a la lengua con criterios inquisitoriales podándola  lo que no es de nuestro agrado. No hace mucho, oí a una conocida  locutora,  tan desparpajada como ignorante, pedir a la RAE que suprimiera la acepción peyorativa que tiene el gentilicio "gallego". Desconoce esta mediocre profesional que dicha acepción se predica del español en algún país americano, y no sólo del  gallego. Al consignarla el diccionario está cumpliendo con su tarea de reflejar el uso;  lo que sí puede hacer el hablante es desusar las expresiones bárbaras de toda índole o las voces que no le gusten.Yo no he  empleado jamás el vocablo "judiada", pero no se me ocurriría decir que lo quitaran del diccionario.  Refleja una situación histórica de menosprecio, qué duda cabe, a un pueblo,  de la misma manera que el "gallego" en el sentido de "bobo" delata un resabio xenófobo. En la lengua hay huella de los afanes, sentires y pareceres nobles e innobles, de épocas pretéritas y más cercanas. Sobre ella, como le dice el Quijote a Sancho en la Ínsula Barataria, tiene imperio el pueblo, su auténtico demiurgo.  Con frecuencia, son los pedantes de la política y la prensa los que, pro domo sua o por mera falta de sensibilidad la maltratan o  someten a violencia poniendo en circulación expresiones cursiloides como  "poner en valor" o la abominable  "modelo a seguir".
La lengua no delinque ni, en consecuencia, se la puede sentar en el banquillo como hacen algunos ignaros.
Carmen Martín  Gaite, Carmiña, que tenía muy buen oído para los dichos populares y una gran capacidad histriónica,  recogió en su obra y en su poesía el trasfondo que revela el asunto este de la mujer venatanera.  Aquí dejo el vínculo de un trabajo de "Espéculo" sobre este particular:
https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero19/ventana.html




miércoles, 28 de octubre de 2015

JANELAS I

Una de los tres o cuatro lectores que tengo en este librillo de anotaciones varias, me dijo, ayer, que hacía tiempo que no escribía nada.  Voy a remediar este incumplimiento en el transcurso de la semana.  Las ventanas siempre producen en mí una fascinación instintiva y arraigadísima en las entretelas de mi conciencia.  No sé si achacárselo, psicoanalíticamente, a una monja que me vituperó con brutalidad en el colegio del Paseo del Cisne, hoy Eduardo Dato. (¿Cómo se llamaba entonces la calle? Ahora me surge la duda. Pueda ser que lo del Cisne me venga del Palé o de haberlo oído comentar en casa. Lo comprobaré).  Estaba yo, niña muy rubia y meditativa, mirando, gulusmeadora como sigo siendo, por la ventana grande de la clase, la que daba a la calle, no al patio. Y me llevé un rapapolvo tan injustificado que nunca lo olvidaré. La ventana estaba cerrada; yo no había hecho nada que resultara peligroso ni atentara contra la compostura que se presuponía en una niña de Las Damas Negras.  Tal vez las de la Escuelita, como se llamaba al grupo de las pobres, tenían otros modales. Nosotras, simple y llanamente, no debíamos asomarnos ni atisbar por las ventanas. Eso no lo hacía una señorita, con punto redondo como si lo hubiera dicho Blas.
Luego, cuando hace un año leí el prodigioso libro de Luis Landero, El balcón en invierno, comprendí que un niño del franquismo vivía indiferente a ese dictador  del Pardo, que le quedaba lejos, y siempre tenía otros opresores más próximos, un padre, una monja o quienquiera que fuera.
¿Es ese episodio el origen de mi afición por las ventanas, por buscarlas, observarlas, estudiarlas, compadecerlas si están tapiadas, y, si se tercia, fotografiarlas?  Nunca lo sabré.  Muchas veces construimos explicaciones a posteriori para aclararnos cosas que nos inquietan acezantemente, sin motivo aparente. La tendencia al racionalismo es un defecto al que cuesta sustraerse.  Leer una y otra vez a Unamuno ayuda a curarse de esta dolencia tan común. Ser racionalista ortodoxo, tengo para mí, es la forma más solemne de ser tonto.
Hoy, terminaré diciendo que he elegido la palabra portuguesa janelas para estas entradas porque es la más hermosa de las que conozco.  Suena bonito cuando se dice, acaricia, su etimología es hermosa: "puertecilla", del  latín ianua, "puerta" -la misma voz que da nombre al primer mes del año- con un diminutivo en liquida,   que se asemeja a una nota musical.   Eso si se pronuncia debidamente, no como lo hace Pilar del Río, que es un horror: "yanela". Así no.  Amalia Rodrigues  interpreta una preciosa canción popular, llena de saudade, que se llama Janela. He ahí la pronunciación fetén.  La palabra griega también contiene la voz puerta y un prefijo que da idea de proximidad, nuestro "para-".
No obstante,  prefiero la calidez de la voz portuguesa que me lleva, sin pedírselo, a la canción de Amalia.

domingo, 11 de octubre de 2015

OTOÑO EN LA ALCARRIA. RUINAS PARLANTES: EL CÍSTER EN MONSALUD, GUADALAJARA; ROMA EN LA CÉLTICA ERCÁVICA, EN CUENCA, PAISAJES

Imponente fue el refectorio del Monasterio cisterciense de Monsalud

Paisaje decaído desde la reja del monasterio arruinado

Corredor bajo bóveda acañonada hacia la puerta enrejada
El campo circundante desde la reja, en Monsalud
Claustro de Monsalud ajardinado a la francesa
Sesgo del claustro del monasterio de Monsalud, en Guadalajara
Línea de cipreses cargados de fruto, prestos para la danza
Alfaques de Entrepeñas donde ayer había agua y barcas
Hierbas amarillas,  pinos, azul mínimo y lejano, celaje tormentoso
Cuadrícula y aparejos de arqueólogos
Ruinas rosáceas con cielo oscuro y charco azul de Entrepeñas desecado por el estrangulamiento del Tajo descoyuntado
Casa de la calle donde hubo columnas enteras
Hilera de casas con calle columnada
Necrópolis cristiana en un flanco de Ercávica
Sobre su pedestal, columna trunca y despellejada
Nubes, al fondo, matojo, delante. Señal al biés para un camino casi oculto
  Franja gris entre recias tierras de amarillos, ocres, bermejos y salpicaduras verdes
Hierro, piedra, chopo en abanico, horizonte neblinoso
Valladar arbóreo por donde se mira el puente y el verde jade del Tajo

sábado, 3 de octubre de 2015

OTOÑO EN LA ALCARRIA

El Tajo, mi río más querido, se viste de malaquita al pasar por estas tierras alcarreñas
Puente medieval sobre el Tajo, que más lejos se llama Tejo
Verdes, tierra, punto de amarillo, línea curva de la sierra, al fondo, y asomo de falsilla cortando el celaje grisáceo
Colores otoñales cerca del Tajo, en soledad...
He aquí la casa que fue de los Baroja, en Tendilla, Guadalajara, de la que habla Carmen Baroja en sus memorias, como me recordó Myriam de Maeztu
Pilón de Alcocer con agua cantarina y una tosquedad encantadora
Puerta y balcón floridos y no alineados en Alcocer, Guadalajara, donde está la iglesia monumental conocida como la catedral de la Alcarria

lunes, 14 de septiembre de 2015

MOMENTOS, POEMARIO DE JOSÉ ALCALDE HERNÁEZ

José Alcalde es camarero del café Botánico, en la calle Espalter, junto al Prado y frente al jardín Botánico, un lugar único en Madrid. Hace poco, quedé allí con mi editora  de la Vida de María de Maeztu, Luisa Maillard, y Susi Trillo, secretaria de la AMMU. Llegó luego Rosa Mascarell, quien tuvo el detalle de regalarme el libro de Santo rosario, de Héctor Solsona Quilis, ilustrado por ella con bellos dibujos coloreados, de inspiración sufí. José nos atendió amable, lleno de simpatía, elegante. En un momento dado, vio que teníamos un libro en la mesa y preguntó si era de poesía. Yo le dije que sin duda  él era poeta, pues si no no se hubiera percatado, tan siquiera por la apariencia, de que yo tenía en mis manos un  libro de poesía. De esta forma se entabló una  conversación espontánea, auténtica, realmente grata. José nos dijo que al finalizar el verano,  el 14 de septiembre, presentaría allí su libro Momentos, y nos invitó al acto. Le dije que me iba a Lisboa pero para entonces estaría ya de vuelta e iría encantada.
 Ha sido  algo muy inhabitual, entrañable, cálido. Todos los que forman el equipo del Café Botánico han querido arropar a su empleado y compañero.  A los asistentes nos han agasajado con vinos -yo he tomado un Rueda estupendo- y pinchos exquisitos: croquetitas, empanadillas, morcilla con cebolla, chistorra con pimiento verde, pimientos de padrón. He asistido a muchísimas presentaciones de libros; ninguna me ha resulatado tan deliciosa como esta. Quizá fuera porque no  había nada impostado y se respiraba cariño y amistad. Daniel, el hijo mayor de José, ha dicho unas palabras de apoyo y gratitud a su padre; luego, una amiga ha leído un  poema conmovedor por su sencillez: "Dos amigos".