Bajando desde Cotos a Rascafría, por la senda del Palero, hacía hoy un día sereno, claro al comienzo y entrenublado más adelante. Los pinos silvestres, de tronco asalmonado, se llaman por aquí pinos de Valsaín. No son tan enhiestos como los de la vertiente segoviana, y con frecuencia se aparean trazando su tronco un bieldo que invita a sentarse en su grupa. Cuando no les alcanza la luz, quiebran sus ramas inferiores
Aún quedaban dispersas por el suelo algunas liliáceas de las conocidas como quitameriendas, y hierbas de Santiago, que se asemejan a pequeños girasoles. Había zarzamoras en fruto junto al arroyo que va vereda abajo a formar el Lozoya.
Apareció un buitre negro imponente, de acompasado planear; luego otro y otro, como si quisieran alardear de sus dominios. No conseguí divisar ningún nido pese a que los busqué con insistencia en lo alto de los árboles, que es donde los construyen.
Me encontré, en cambio, con una magnífica escultura natural, arbórea y pétrea.
Un pedestal de granito cobijaba las raíces y el tronco asomaba zigzagueando por los pliegues y hendiduras de la mole.
Espero se pueda entreimaginar con la foto.