sábado, 20 de octubre de 2018

TRAMPANTOJO DE LA FOTÓGRAFA REFLEJADA


Tiene razón Time Out. Lavapiés es un barrio único. A dos zancadas de mi casa, está la galería Helga de Alvear, que acoge una exposición de Helena Almeida. La singular artista portuguesa acaba de dejar este mundo. He aquí mi pequeño homenaje. De su obra, Helena decía que era su cuerpo, como recuerda esta nota de la Gulbenkian de Lisboa:

Pintura Habitada

Helena Almeida afirma na sua obra uma espécie de litania: a minha pintura é o meu corpo, a minha obra é o meu corpo. É evidente o desejo de que a pintura e o desenho se tornem corpo, de que se anule a distância entre corpo e obra.
De regreso de la visita a la galería escribí la nota anterior, sin percatarme de que me había entrometido, sin quererlo, en la imagen. Ahora mi cuerpo está como si estuviera en el cuerpo de Helena, no sé cómo no me di cuenta de ello cuando puse las fotos en mi FB. Cosas de la atención, que nos vela y nos descubre a sabor. Hoy, quién sabe por qué, he descubierto el desdoble y la superposición, la figura  imantada coloca al espectador con gran tino, en un ángulo bien delimitidado, como buscado a conciencia, sin rebose ni alabeo.


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