martes, 6 de mayo de 2014

¡ADENTRO! MIGUEL DE UNAMUNO (1900) Y LA ENVIDIA

"No te creas más , ni menos ni igual que otro cualquiera, que no somos los hombres cantidades. Cada cual es único e insustituible; en serlo a conciencia, pon tu principal empeño."



Si cada uno de nosotros cultivara lo que de peculiar y único tiene,  si lo hiciera a conciencia, centrándose en hacer aflorar lo mejor de sí mismo, en optimizar lo que sólo él posee, si en ello pusiera todo su empeño,  no le quedaría ocasión para el resentimiento, el odio, la envidia, pasiones venenosas, nocivas, descendentes y dañinas, sobre todo, para quien las vive y las experimenta.  El envidioso no lo es porque otro le incite a ello sino porque está repleto de envidia y, como le rebosa, ha de buscar dónde proyectar su odio, porque le ahoga como una boa constrictora.  Nadie mejor que Miguel de Unamuno para hablarnos de ese mal anímico llamado envidia.   En la novela Abel  Sánchez,
 plasmó a un envidioso genuino. Él mismo fue objeto de esta ponzoña anímica. Cuenta Emilio Salcedo, tal vez el mejor biógrafo de Miguel de Unamuno, que su  hermano Félix se paseaba por Bilbao con un letrero que decía:"No me pregunten por mi hermano".

1 comentario:

  1. Gracias por tu blog. Muy bien escrito y muy interesante. Estaba buscando información sobre Unamuno y me has has proporcionado no sólo una gran frase sino una reflexión personal preciosa. muchas gracias

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