domingo, 2 de octubre de 2011

DESPACIO POR LAS CALLES EN BUSCA DE CERVANTES, JUAN GRIS, ORTEGA Y GASSET, Y UN HERMOSO MUSEO DE ESCULTURA INADVERTIDO

Airosa escultura de don Miguel a la derecha de la entrada de la Biblioteca Nacional.
Me gusta su postura, con el pie derecho adelantado.

Relieve de la fachada de la calle Lope de Vega del convento de las Trinitarias donde se enterró a Miguel de Cervantes
Ayer  conseguí la luminosidad adecuada para fotografiar el relieve de la imprenta de Juan de la Cuesta, la del Quijote, en la calle de Atocha. También la casa de Cervantes en la antigua calle de Francos, una de las que habitó en el barrio de las Musas; hoy lleva su nombre. La cercana iglesia de San Sebastián, en Atocha, custodia su partida de defunción. Yo le pedí al sacerdote titular que me la enseñara: abrió un archivo metálico y la sacó con gran naturalidad.  Luego me mostró el pliego con la breve anotación de la muerte de don Miguel de Cervantes Saavedra, entre otros parroquianos coetáneos. A la puerta de esta iglesia pedía el ciego Almudena de  Misericordia de Benito Pérez Galdós.

En la calle de Tetuán, trasera de la Puerta del Sol,  nació el pintor cubista más fino y poético
Escultura de la  Pequeña hoz de Julio González  o Petite faucille en el Museo al aire libre de la Castellana, entre Rubén Darío y Serrano, lugar lleno de atractivo,  hermoso,  y desatendido por casi todos los transeúntes sonambúlicos que lo cruzan  a todo correr.
Otra vista de la Petite faucelle

 Enrique Tierno Galván mandó poner esta placa en la fachada de la casa natal de Ortega, en la calle de Alfonso XII, frente al Retiro. Esa mancha, como de humo, que tiene la inscripción lleva años.  Hace algunos, restauraron la fachada, pero no la limpiaron.
Abajo, edificio de  El Imparcial antiguo.  Acercando la imagen, aún se lee el nombre sobre el balcón central, en la cornisa

 Chaflán del antiguo  Teatro Barceló, donde dictó Ortega El hombre y la gente
Busto del filósofo en el jardín de la Fundación



La rosa  superviviente solitaria de Cibeles está tras la reja del palacio de Buenavista.
 En primavera, toda la ristra de rosales presenta sus flores de colores diversos.  Aunque es uno de los lugares más fotografiados de Madrid, pocas personas las ven.  Dándoles la espalda, suelen dirigir sus objetivos a la diosa que vino de Anatolia, Cibeles.

Hoy, 31 de octubre,  a mediodía, me he encontrado con estas rosas de naranja intenso, casi rojo, como la camisa de seda que me acababa de encargar en mi camisero de Villanueva. Siempre me sorprenden las rosas de Cibeles



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