Hoy, mientras tomaba mi brunch en el Café de los Ensayistas, mantenían un conversatorio (antaño conversación, charla, tertulia, palique) tres Augustos poco augustos: Miquis, Pérez y Faroni. Según entendí, trataban de dilucidar cuál de los tres es el primero en honores. Por lo que he podido cotillear y luego colegir, ya que sin tardanza estiré el trompetín, no se han puesto de acuerdo y Faroni, sabe Dios -si lo sabe- en quién se habrá inspirado, convoca un referéndum para mañana, día del trigésimo segundo aniversario de su gran embrollo. El muy charlatán quiere que sean sus admiradores -¿los de él o los de los tres?- quienes cuadren la prelación y otorguen el puesto a cada uno de ellos. En la papeleta figurará I, II, III y sus tres nombres, y han de casarse un nombre y una cifra.
Miquis sostiene que él es el más antiguo y vive en más novelas que Pérez y Faroni. Además, alega que es médico, elocuente, zumbón y que goza de muy buena fama por todo Madrid y Toledo.
Preguntad, decía, a Tristana , Ángel Guerra, Isidora Rufete o, si me apuráis, al mismo don Benito, que se hace lenguas hablando de mí. En cambio a ti, Faroni, parecía que te iba a dar más novelas Landero, cuando te menciona en Caballeros de fortuna, pero bien pronto cambió de opinión y de ti nunca más se supo.
Faroni, escamado por la pullita del malsín de Miquis, le restriega que no es más que un secundario y no un protagonista de campanillas como él y airea muy ufano que tiene una empresa cinematográfica con su nombre y es el único de los tres con una entrada en la Wikipedia.
Entra en liza Pérez, que es algo esquinado, guerrero, nebuloso y con muy malas pulgas, y llama tiquis al médico galdosiano y falso Augusto a Faroni: Tú, Olías, le suelta, ni siquiera te llamas Augusto por nombre de pila.
Pérez, que no quiere morirse, prosigue con su perorata: yo he ido a Salamanca para hablar con Unamuno porque ahora me quiero suicidar, y la hemos tenido. El muy aguafiestas va y me dice que no puedo hacerlo porque soy una ficción, y para colmo me quiere matar. ¿Acaso os habéis atrevido vosotros a interpelar a Galdós o a Landero? Quiá, sois unos medrosos cobardicas. Luego, de regreso, me he puesto las botas. Menuda comilona. He pedido de todo a mis fieles Liduvina y Domingo y, claro, me he muerto, aunque, acto seguido, he cogido el portante (yo escribo coger y no cojer, para contrariar a Unamuno)y me he ido tan pichi, en sueños, a hablar una vez más con mi Creador, el malhumorado de don Miguel, un tipo muy raro, piensa Domingo.
Pues no te chulees tanto de tener criados, señor Pérez, le replica Faroni, que es un poquito susceptible. ¿No has oído nunca este dicho?: "Patronímicos en -ez, ni pro ni prez".
Qué desparpajado que eres, Gregorio, sí, como el que se convierte en insecto, así es como te llamas, te repito, y no Augusto como Miquis y yo. Militia est vita hominis super terram. Si no combato no vivo.
Pérez, eres un pelmazo y un agonioso, le espeta Faroni, que no puede admitir que le eche en cara que no se llama Augusto. Como si la ficción fuera menos verdadera que la realidad y el Quijote menos auténtico que Cervantes, farfulla por lo bajini. ¿No eres tú, acaso, quien dijo y repitió eso, Pérez? Pobre Orfeo; lo que tiene que oír del quejumbres de su amo.
En vista del tono encrespado que va tomando el conversatorio (antes parla) Miquis, el más templado, intenta, en vano, terciar, y, por pedir, pide calma.
Sin embargo, Faroni no perdona a Pérez que le diga que Augusto no es su nombre, y Pérez no le puede tolerar que menosprecie y ningunee su apellido.
Así las cosas, habrá que esperar al concurso de mañana, que es 4 de octubre.
VOTACIÓN SOBRE LOS TRES AUGUSTOS
Lo siento, Faroni. Me gustáis los tres Augustos: Miquis, Pérez y tú, el más joven, cada uno con vuestro encanto, y no pienso elegir.Los tres sois un poco augustos, según el momento, según con qué temple o en qué vena os lea.
No sé cómo tuviste esa idea tan descabellada, Augusto III. Me niego a ser un hincha de fútbol y a elegir entre la derecha y la izquierda. No quiero ser una hemipléjica moral (Ortega dixit).
Las casillas y los dilemas son para los haraganes vitales, los políticos y las mentes secuestradas. Algo de eso le he oído al Augusto II, o a Goti o a un escritor que se llama como Unamuno y sale en un postprólogo y cuando menos te lo esperas por entre las nieblas de la Nivola. Miquis, Augusto II, es más sosegado y decimonónico, y no se sale del marco de sus novelas, ni siquiera en La desheredada, que es más moderna.
Ve pensando, Faroni (antes Olías) cómo celebrarás el 4 de octubre del año de los dos patitos.
Pero estrújate la mollera un poquito más, pardiez, no vayas a defraudar a tus devotos.
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