viernes, 10 de marzo de 2017

VUELVE PRONTO, VUELVA PRONTO EL CAFÉ COMERCIAL

En el capítulo VII de Juegos de la edad tardía, Gil pregunta a Gregorio por el Café Hispano Exprés, que recuerda como un lugar grandioso e inaccesible para alguien  tan menesteroso como él. Ambos colegas de trabajo son viajantes, palabra que, me parece, ha sido sustituida por "comercial". No se conocen y sus charlas, que comienzan con algún asunto laboral, casi siempre un pedido, son telefónicas. Gregorio le responde a Gil que ahora se llama Café de los Ensayistas. Hablan y hablan, y, tirando del hilo de sus deseos, Gil lleva a Gregorio a convertirse en ingeniero, poeta y tertuliano del Café de puertas giratorias, columnas y espejos. De esa conversación iniciática nace, siempre al calor del impulso de Gil, el  nombre de Augusto Faroni, con el que se desdobla Gregorio Olías en la tertulia del Café de los Ensayistas.
A partir de ese momento, el Café es el escenario principal de la novela. Allí hace acto de presencia, bien sonora, el filósofo de dientes de oro, inspirado en Agustín García Calvo, mi profe de Métrica y Latín.
Espero que en el nuevo Café Comercial perviva la impronta de la deliciosa novela de Luis Landero y de tantas otras historias, pequeñeces y recuerdos que brotan de lugares donde se habla, se escucha, se conversa y se sueña a un tiempo.