Este que veis arriba es el escaparate del Horno de la Santiaguesa, en la
calle Mayor. Tomé la foto ayer, durante mi paseo, porque ilustra muy
bien la gran confusión que reina entre reposteros y comebollos en lo
tocante a las rosquillas de San Isidro.
Las hay solo de dos tipos: tontas y listas. Ahí las tenemos junto con otros dos tipos de rosquillas que no son del Santo.
Las tontas son las que quedan a la izquierda de la foto; las listas a la derecha del chulo. La rosquilla es la misma. Como las Majas de Goya, hay una desnuda, la tonta, y otra vestida, la del rebozo color crema amarillento.
La tonta está riquísima con Oporto (Porto, en honor de mis amigos
portugueses). Tontas y listas están de rechupete con champán, o con un
Ruedita.
Si los pasteleros quieren vender, es lo suyo, no faltaba
más. Que vendan, pero sin sembrar el barullo y la confusión rosquillera
que han armado, y que no digan, pues lo he oído hasta en la Pradera: “Sí
,tenemos rosquillas del Santo: tontas,
listas y de Santa Clara. Si acaso, y también de quienquiera que sea: San Eugenio, Santa Clara, etecé, etecé.
Una precisión.
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